Cuando se llega al punto en una discusión donde alguien asevera que no tiene nada que ocultar es que hartamos porque estaba empiojada desde el principio.
No hay otra forma de responder que bardear para salvarnos, lo que no genera simpatías con lo que estamos queriendo comunicar, porque más bien nos pusimos hirientes.
Mucho del discurso de nuestro activismo viene con tintes individualistas liberales. Entonces la discusión estaba empiojada porque estábamos en un campo de experiencias personales que no se resolvían en lo colectivo.
Me gusta más el enfoque de salarios por Facebook, por ejemplo.